Los justos Joaquín y Ana no tuvieron hijos durante sus primeros cincuenta años de matrimonio. En su vejez, el arcángel Gabriel se les apareció a cada uno por separado, y les dijo que Dios había escuchado su oración y que tendrían una hija. Entonces santa Ana concibió por su esposo, y después de nueve meses, dio a luz a una hija bendecida por Dios y por todas las generaciones: la Santísima Virgen María, la Madre de Dios. Una más detallada relación de todo esto se encuentra bajo el 9 de septiembre.




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